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FIN del mundo

con Jose Manuel Garcia Galán

Este proyecto artístico lo desarrollé en colaboración con Jose Manuel Garcia Galán.

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En este mundo, en el que nacemos, vivimos y morimos, se nos enseñan miles de cosas, pero se olvidan de enseñarnos las que más importan. Poco a poco caen en el olvido. 

 

Nos enseñan a enfrentarnos a una población y no a formar parte de ella y, tampoco, a vivir en un mundo que necesitamos y nos necesita. Un mundo que nos forma, que no nos pertenece, sino al que le pertenecemos nosotros.

 

Ni siquiera aprendemos a comunicarnos, si no a competir entre  nosotros y contra nuestro entorno, la naturaleza, lo que nos da vida.

 

Transformamos sistemáticamente la naturaleza en basura: desde los residuos orgánicos que darían pie a nuevas vidas, a los aparatos de alta tecnología o los herbicidas químicos todo termina junto en enormes montañas de deshechos.

 

¿Qué es un desecho? Consideramos desecho o basura lo que en la mayoría de los casos no lo es. Basura que en algunos casos se puede usar como abono; eliminamos plantas, insectos, animales, etc que en realidad ayudan mas que nosotros al medio ambiente. Todo es un desecho pues.

 

Pero el problema es que tenemos tanto que no nos da tiempo a observar casi nada con detenimiento. Y, además, estamos tan ocupados que muy pocas personas tienen tiempo de pararse a pensar u observar.

 

En vez de sacar utilidades de los problemas además de ponerles parte de solución, nos empeñamos en seguir pensando en nosotros mismos, en nuestro entretenimiento, diversión y poder. 

 

Por lo tanto, podemos hablar de un claro individualismo y un continuo empeño por alcanzarlo. 

 

El individualismo nos lleva a esta decadencia, a no darnos cuenta porque no queremos verlo. Miramos hacia otro lado, únicamente hacia nuestro bienestar.

 

De este modo, sin mirar el todo, el colectivo y pensando sólo en unos pocos, no nos damos cuenta que todo es un núcleo. Un núcleo que se compone pieza por pieza, formando un rompecabezas. Nosotros somos una de sus pequeñas piezas, pero no el núcleo de él.

 

Nos empeñamos en saberlo todo, en tenerlo todo, sin darnos cuenta de que todo es lo que tenemos y no nos paramos a apreciarlo, por el hecho de querer siempre más.

 

Es a lo que se nos ha acostumbrado, porque las estructuras que forman nuestra sociedad nos obliga casi a vivir con demasiadas necesidades y a tener  recursos propios. Poco a poco creemos necesitar objetos absurdos que, a la misma vez, nos hacen tener hábitos absurdos. Difícilmente podemos aislarlos de todo, al completo. 

 

 

CAJAS MENSAJERAS / intervención pública en la ciudad de Granada.

 

Por esta cuestión,  nos planteamos el proyecto del fin del mundo como una crítica y cuestionamiento hacia la sociedad, a este entorno lleno de cosas que no sirven para nada en un momento de verdadera necesidad.

 

Lo contrastamos con un “kit de supervivencia”, el cual contenía un objeto simple (agua-botella, naranja, tenedor, papel higiénico) que se podría encontrar en cualquier vertedero. Lo acompañamos de unas instrucciones y una explicación de sus posibles y múltiples usos. 

 

En el fin del mundo, estos objetos, que abandonados en  la calle , solo serian basura hubieran sido de utilidad. A través de nuestra última y apocalíptica muestra de arte urbano pretendemos hacer reflexionar a los descubridores de las cajas sobre el valor de los objetos e incluso de su propia vida.

 

Repito: Nos empeñamos en saberlo todo y  en tenerlo todo, sin darnos cuenta de que todo es lo que tenemos.

 

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